Toda vida vale. 25 de marzo "Día del niño por nacer."
- Luciana Inés Mazzei
- 25 mar 2024
- 3 Min. de lectura
Para reflexionar sobre este día, me pareció interesante preguntarle a amigos y conocidos ¿qué significa para cada uno de ellos? Sus respuestas que nos pueden ayudar a pensar:
“Perdí un hijo por nacer, un aborto espontáneo. Durante muchos años sentí que parte de mí se había ido. Inexplicable la angustia, el dolor, la pérdida, la culpa, el miedo. Y después vinieron dos hijos.” Carina
“El niño por nacer es la esperanza en un mundo cada vez más hostigado por la injusticia y el desamor”. Stella
“Cada hijo es don para la familia y Sociedad.” Eugenia
“El futuro del mundo. La promesa de un mañana.” Luciana
"Es celebrar y luchar por la esperanza de la humanidad". José
No puedo decir que sea una encuesta de opinión, estos pocos testimonios dejan de manifiesto lo que muchos en nuestro país piensan, el niño por nacer nos hace mirar al futuro con esperanza. Esperanza en un mundo que parece ser cada día más hostil y doloroso, esperanza en la humanidad que a veces parece perdida, en el don que representa cada persona en el seno de una familia.
En las familias donde se está gestando un niño hay esperanza, hay alegría por la vida que viene y en las familias donde ha nacido un niño, la alegría que se respira en el ambiente, pensando que tiene todo por descubrir, aprender y dar al mundo lo mejor de sí, porque justamente son la esperanza de un mundo mejor.
Para que esta esperanza se convierta en realidad es necesario que, como sociedad, seamos capaces de cuidarlos, protegerlos, preparar su llegada con ánimo, amor, conscientes de que esta nueva vida no es sólo un grupo de células, sino que es Ya una persona. Una persona que está en un estadio de su crecimiento diferente al del bebe, al niño, al adolescente, al adulto, pero esta diferencia no lo hace menos digno o menos persona.
En el testimonio de Carina se manifiesta cómo, la pérdida de un hijo en gestación provoca sentimientos dolorosos y angustiantes. Porque ese bebé, aun cuando la madre no sabe que está embarazada, ya comienza a generar cambios en ella a nivel físico, psíquico y espiritual, para que pueda acogerlo y recibirlo con todo su ser, no sólo con su cuerpo.
Pensar en el niño por nacer es también pensar en tantas madres que se saben vulnerables porque la llegada de este hijo no era esperada, porque se encuentran en situaciones sociales indignas, porque han visto avasallados sus derechos como mujer o porque tendrán que renunciar a lo que el mundo laboral les exige.
Es pensar en los padres de estos bebés que muchas veces sufren el dolor del desempleo, de salarios indignos, de condiciones habitacionales de pobreza y marginación. Familias que temen por el futuro de este niño, no pueden vivir la alegría de su llegada y no pueden brindarle las condiciones para una vida digna.
Es pensar en la familia, célula fundante de toda sociedad. El lugar donde todo ser humano debería nacer y crecer seguro. La casa de mamá y papá, el hogar, adonde, adultos, todos quieran volver.
Por todo esto es imprescindible que, como sociedad, sepamos reflexionar sobre la importancia de este día. Porque un país que no puede o no quiere cuidar a la vida naciente está condenado a perecer. No se trata de una cuestión ideológica o religiosa sino de la necesidad de toda sociedad de renovarse, para que las nuevas generaciones ocupen los lugares que van dejando los mayores y también se ocupen de ellos en su tiempo de vulnerabilidad, la ancianidad.
Que estos niños por nacer crezcan en familias donde se los acoja y reciba, se los cuide y eduque para hacer de este un mundo mejor.
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