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El celular como reemplazo de la autoridad parental

  • Foto del escritor: Luciana Inés Mazzei
    Luciana Inés Mazzei
  • 26 abr
  • 2 Min. de lectura

Dos series, Adolescencia y Atrapados, han llevado a la sociedad a una reflexión profunda acerca de la desconexión entre padres e hijos y la necesidad de estar más atentos a lo que les ocurre.

Se puede pensar que las series son ficción, hasta que las noticias ponen a la comunidad de cara a la realidad: una alumna de una escuela de la provincia de Buenos Aires estaba organizando un tiroteo en la institución, a través de un grupo de whatsapp con sus compañeros. Es evidente que la realidad, si no supera la ficción, la iguala.

En las escuelas la violencia y el acoso están a la orden del día. Están instalados en la sociedad y la escuela es un reflejo de ella. A padres ausentes, hijos que gritan por ser vistos y escuchados.

Una madre contaba: “mi hija sigue un canal de whatsapp de una compañera que comparte su vida desde que se levanta, muestra todo.” Claro! Necesita que alguien la mire y la valide como persona, si esto no lo encuentra en casa, las redes están ahí.

La mirada de los seguidores reemplaza la mirada paterna y las modas sociales, la autoridad. Si los padres no miran no pueden ejercer su autoridad porque desconocen lo que ocurre en el mundo de los hijos.

Cuando falla la autoridad, la convivencia se convierte en caos, las normas no están claras y nadie sabe qué lugar ocupa. Así, quienes deben ser guiados o conducidos buscarán los medios para que alguien la ejerza.

Como seres vinculares necesitamos la cercanía de los otros, la mirada amorosa, la palabra que acompaña y los límites que dan seguridad. Si esto no sucede naturalmente buscamos el modo de que pase. Hoy el celular reemplaza la mirada, la palabra y la autoridad paterna. Los chicos ya no son huérfanos de padres vivos, sino abandonados en una soledad que duele y al no ser escuchados, buscan vínculos donde parecen tenerlos más cerca: las redes.

Se naturaliza la violencia, el sexo desenfrenado, el consumo, en series, películas, imágenes. Esto es lo que el cerebro de los niños y adolescentes consume y toma para su vida.

Los riesgos a los que están expuestos están dentro de casa. Además de hablar de los riesgos, es necesaria una mirada atenta y crítica para analizar con ellos. Poner límites claros sobre contenidos y tiempo de uso, prohibir si es necesario, para prevenir.

Si nos preocupa el futuro de las nuevas generaciones, debemos trabajar por un presente que los ayude a desarrollarse y madurar como personas íntegras, con valores y que busquen la paz.

 
 
 

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