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Paternidad y autoridad en la familia

  • Foto del escritor: Luciana Inés Mazzei
    Luciana Inés Mazzei
  • 11 abr 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 15 abr 2020


En el diccionario de la RAE, encontramos varios significados para la palabra

AUTORIDAD:

1. f. Poder que gobierna o ejerce el mando, de hecho o de derecho.

2. f. Potestad, facultad, legitimidad.

3. f. Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia.

4. f. Persona que ejerce o posee cualquier clase de autoridad.

5. f. Solemnidad, aparato.

6. f. Texto, expresión o conjunto de expresiones de un libro o escrito, que se citan o alegan en apoyo de lo que se dice.

Personalmente creo que todas las definiciones aplican para la Auroridad paterna y materna. Paso a explicar por qué:

  1. Poder que gobierna o ejerce el mando de hecho o de derecho. Ambos padres de hecho y de derecho ejercen el mando dentro de la familia. Esto se da porque son ellos los “fundadores” de la misma. Por la unión de un hombre y una mujer y la donación recíproca de sí nacen los hijos. Esta unión les otorga pleno derecho sobre la persona de los hijos, no para hacer con ellos lo que quieran, sino para educarlos según sus valores y hacer de ellos personas plenamente libres y comprometidas.

2. f. Potestad, facultad, legitimidad. Por haber llegado los padres antes a este mundo tienen la legítima potestad y facultad, para acompañar a los hijos en el proceso de crecimiento y madurez hasta que hayan adquirido las capacidades necesarias para manejar sus propias vidas y tomar decisiones siendo responsables de sus consecuencias.

3. f. Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia. Por los valores que viven y que intentan transmitir, los padres adquieren prestigio y crédito por parte de los hijos, cuando son coherentes con sus enseñanzas y lo que viven. Es probable que este crédito se pierda al llegar la adolescencia, como un paso necesario a la adultez, pero se renueva con fuerza una vez que el hijo haya logrado la madurez para tener una mirada plena sobre la vida de sus padres.

4. f. Persona que ejerce o posee cualquier clase de autoridad. Los padres ejercen y deben ejercer, no sólo como un derecho sino como un deber la autoridad en la familia. Son ellos quienes deben conducir el barco familiar a puerto seguro, sosteniendo en las tormentas, guiando cuando se está perdido. Poseen la autoridad otorgada por la ley natural.

5. f. Solemnidad, aparato. Los hijos deben respeto a sus padres. Son quienes les han dado la vida, quienes los acompañan en el camino de hacerse personas nobles y comprometidas, quienes sacrifican por ellos horas de sueño, momentos de ocio, objetos materiales, y por ello deben ser personas agradecidas y respetuosas.

6. f. Texto, expresión o conjunto de expresiones de un libro o escrito, que se citan o alegan en apoyo de lo que se dice. Los padres que son concientes de su responsabilidad y compromiso saben que cuentan con apoyo profesional y bibliográfico y lo utilizan para sostener sus dichos y decisiones.



La educación implica si o si el ejercicio de la autoridad por parte de los padres, y me atrevería a decir que la incluiría como una de las carácterísticas de la paternidad competente, ya que es indispensable el buen ejercicio de la autoridad para educar hijos que sean autónomos e independientes, capaces de tomar decisiones y respetarse a sí mismo, al prójimo y la sociedad en la que vive, de hacerse responsable de sus actos y enmendar sus errores.

Según Otero “educar la libertad es fomentar una mayor autonomía y responsabilidad en quien se educa.” Y la autoridad es la herramienta que tienen los padres para enseñar a los niños lo que esta bien y lo que está mal. En palabras de Pérez y Cánovas “los más pequeños necesitan, por su inmadurez, a la hora de determinar el bien y el mal, la autoridad auténtica que los dirija y los guíe.” La autoridad es el modo de ofrecerles la capacidad crítica de enfrentar los condicionamientos del mundo, y la posibilidad de ser cada vez más autónomos para la toma de decisiones para conducir su propia vida.

La autoridad corresponde a una necesidad bien específica, la de introducir en un mundo preestablecido a los recién llegados por nacimiento. Aquí corresponode a los padres enseñarles a convivir no solo en la intimidad de la propia familia, sino en el ámbito de la sociedad donde se desenvuelven, con sus normas, leyes y costumbres.


En nuestra familia intenamos el estilo autoritativo-recíproco. Intentamos ejercer un control firme, consistente y razonado, dialogando con los hijos sobre las decisiones que tomamos en torno a sus vidas y de acuerdo a la edad y personalidad de cada uno los involucramos en las decisiones y pedimos su opinion. Tenemos claro que por se padres tenemos mayor poder sobre nuestros hijos, somos los adultos de la relación y por lo tanto nos corresponde la responsabilidad de responder a sus necesidades. Intentamos promover la autonomía de acuerdo a la madurez de cada uno y la responsabilidad en el ser y hacer.

La sociedad de hoy en su mayoría ejerce una autoridad permisivo- indulgente.Somos testigos de una sociedad que ha dejado huérfanos a los hijos, unos padres que no adoptan la posición de aultos, dejando la responsabilidad de educar a sus hijos en las escuelas y el estado, pero con la incoherencia permanente de negar cualquier tipo de límites que se les queira imponer y justificando las acciones negativas de los niños y jóvenes. Hablar de disciplina hoy es hablar de autoritarismo, cuando sabemos que la disciplina es una parte fundamental de la educación, ya que somete ala hombre a las leyes de la humanidad y lo introduce en la cultura. Sin disciplina el hombre queda en estado salvaje.

Me pregunto a qué limites debemos llegar como sociedad para que los padres asumamos la responsabilidad inherente a nuestra tarea de guiar y conducir a las nuevas generaciones, convencidos de que autoridad no es sinonimo de autoritarismo y que ser padres es adentrarnos en una aventura sin límites de conocimiento personal y descubrimiento de las potencialidades de nuestros hijos.


DECALOGO PARA EDUCAR HIJOS

… Y NO MORIR EN EL INTENTO


  1. Un corazón lleno de amor. Vocación de servicio, hospitalidad, generosidad y apertura.

  2. Mamá y papá educan juntos. Ambos son la base de la familia.

  3. Predicar con el ejemplo. Vivir los valores para transmitirlos.

  4. Enseñarles a ser libres, con autoridad y disciplina.

  5. Que sean lo que quieran ser, siendo lo mejor que puedan.

  6. Respetar a cada hijo según sus talentos, capacidades y gustos.

  7. Dedicar tiempo a cada hijo, jugando, dialogando y compartiendo. Enseñar jugando.

  8. Educar en la libertad, marcándoles la cancha y estableciendo las reglas.

  9. Enseñarles a ser respetuosos y agradecidos.

  10. Vivir los valores hace que la educación sea más fácil.

 
 
 

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