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Padres siglo XXI

  • Foto del escritor: Luciana Inés Mazzei
    Luciana Inés Mazzei
  • 11 jun 2024
  • 3 Min. de lectura

El Día del Padre se celebra en diferentes fechas dependiendo del país. En muchos lugares, se celebra el tercer domingo de junio y en otros países, se celebra el 19 de marzo, coincidiendo con el Día de San José.

Es un día para honrar y celebrar a los padres y figuras paternas, agradeciéndoles por su amor, apoyo y sacrificios.

El rol del padre ha evolucionado con el tiempo y varía según la cultura, la sociedad y las circunstancias individuales. Tradicionalmente, se ha considerado al padre como el proveedor principal y la figura autoritaria en la familia, pero hoy en día, su papel abarca mucho más.

Debido a los cambios sociales producidos a nivel social y cultural, los roles del padre y la madre se han ido reconfigurando y adquiriendo nuevas funciones. La inclusión de la mujer al mundo del trabajo, los estudios sobre crianza, las condiciones económicas, la mayor longevidad de los abuelos y las familias con menor cantidad de miembros trajeron como consecuencia novedosa y enriquecedora que el padre deba involucrarse más activamente en la educación de los hijos.

La maternidad se ha convertido en un hecho opcional para las mujeres, ya no vive sólo para educar a los hijos y atender a los miembros de la familia, sino que salió al mundo del trabajo y hoy se ocupa también su desarrollo profesional, a veces por propia elección, a veces por necesidades económicas. Estos cambios promueven la necesidad de que los roles y funciones de los varones también cambien y deban adaptarse a las nuevas realidades familiares.

El hombre era el proveedor de la familia y la autoridad máxima a la hora de poner límites y plantear normas de convivencia, la mujer era la encargada de brindar sostén y apoyo emocional a los hijos. Es cierto que al hombre le costó esta adaptación familiar, pero para los hijos, las madres y ellos mismo fueron cambios positivos a nivel social y familiar.

La paternidad no se trata de un hecho meramente biológico y tampoco se la puede restringir al rol de proveedor. La paternidad responsable excede estos aspectos, sea que padre y madre viven juntos o no. La conducta paternal implica cuidado y protección de los hijos, como también apoyo y sostén de la madre; implica una conducta humana decidida y que es necesario aprender a desarrollar.

No se es padre simplemente por haber concebido un hijo, sino también por lo que se hace por y para ese hijo. Y, como toda responsabilidad humana, puede asumirse o no, aceptarse o no y el modo de aceptarla y asumirla dependerá de lo que socialmente se espere de él en una sociedad y tiempo determinados, pero también de las condiciones personales propias del hombre.

Hoy sabemos que el padre cumple una función fundamental en todas las etapas del desarrollo de los hijos, desde la concepción, como apoyo y soporte emocional de la madre, y más adelante insertándose entre la madre y el hijo para lograr la individualización del hijo, lo lleva a situarse en lugar de hijo y a desarrollar su identidad sexual.

Es quien introduce al hijo en la cultura y sociedad donde vive, sus juegos son diferentes a los de la madre, así como también su modo de hablar y de mostrar cariño. Es indudable que, contar con la figura paterna y materna, para un niño es primordial para su desarrollo porque se enriquece con los aportes que, cada uno, desde sus diferencias sexuales, imprimen en su mundo.

Entre los beneficios de estos cambios vemos una mayor interacción entre el niño y el padre, consecuencia de una mayor accesibilidad y responsabilidad en la crianza y educación. El niño aprende a ser hombre en la interacción con su padre y la niña aprende a ser amada por un hombre también en esta misma interacción. Al involucrarse más afectivamente y con su presencia, papá y mamá enseñan cómo deben ser sus relaciones fuera de casa, qué es ser amado de manera sana y qué es el respeto hacia uno mismo y hacia los demás.

Por todo ello, aunque los padres no vivan juntos,  o que el padre esté ausente por diversas causas, es indispensable que los niños tengan, en su día a día, un varón que se relacione con ellos de manera paterna, acompañando y sosteniendo a la madre, promoviendo la socialización de los niños, ayudando a poner límites y educando.

En un momento social en donde las mujeres buscan igualarse a los hombres, el día del padre nos invita a revalorizar las diferencias entre varón y mujer que ofrecen la riqueza propia de cada sexo como dos modos de ser y estar en el mundo, no sólo en el seno de las familias, sino también para la sociedad toda.

 
 
 

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