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Padres atentos, hijos saludables

  • Foto del escritor: Luciana Inés Mazzei
    Luciana Inés Mazzei
  • 11 abr 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 15 abr 2020



Nos encontramos transitando la tercera semana de aislamiento social obligado y es probable que el detenimiento total de actividades empiece a minar nuestro ánimo y los vínculos familiares comiencen a verse amenazados.

En esta nota les acerco algunas recomendaciones, especialmente para los padres y los adultos que tengan niños a cargo, para que estén atentos a la salud psicológica de niños y adolescentes.

Probablemente quienes más estén padeciendo silenciosamente esta situación de aislamiento sean los niños y adolescentes. Los niños porque tal vez no entienden con claridad lo que ocurre, porque no tienen conciencia de cuánto es dos semanas o quince días, porque tal vez les cueste expresar sus emociones y poner en palabras sus sentimientos.

Para los adolescentes el aislamiento es difícil porque, más allá de estar conectados a través de las redes, el contacto social cara a cara sigue siendo importante y son muchos días sin poder verse las caras. Para muchos además se agrega la imposibilidad de practicar la disciplina deportiva o artística de su interés.

Estas situaciones pueden resultar muy angustiosas por ello es imprescindible que los adultos estemos atentos a algunos síntomas o indicadores que nos puedan mostrar que algo no anda bien en el ánimo de nuestros pequeños y podamos actuar antes que se profundicen.

Tener en cuenta:

· cambios de humor, más profundos que los habituales, especialmente cuando de adolescentes se trata.

· Decaimiento y desgano profundizados.

· Falta de apetito o apetito desmedido

· Tristeza, angustia, ira, agresividad

· Llanto sin motivo

Si bien es cierto que, en la adolescencia, algunos de estos indicadores están exacerbados y son parte del proceso de búsqueda de identidad, cada uno conoce a sus hijos y podrá darse cuenta cuando hay algo fuera de lo habitual.

Les recomiendo:

· Acercarse mediante el diálogo y muestras de cariño. Aunque los adolescentes rechazan las muestras de cariño, las necesitan igual que cualquiera de nosotros, más que nunca. Necesitan saberse amados y valorados

· Proponer actividades lúdicas y físicas que ayuden a distraer y distender los ánimos. Para olvidarse por un rato del encierro.

· Evitar mirar noticias sobre el virus y sus consecuencias que sean demasiado alarmantes. Informarse sin hiporinformarse para no generar un mayor estado de ansiedad.

· Buscar noticias positivas sobre lo que está ocurriendo, por ejemplo comentar los casos que se curaron, lo bueno que es que haya gente que sigue trabajando para cuidarnos, etc.

· Mostrarnos empáticos con sus emociones y autorregulados con las nuestras. Si nos ven controlados y positivos verán que es posible manejar la ansiedad.

· Mostrarles que si pueden controlar: qué comen, cuánto duermen, qué programas mirar, pueden hacer ejercicio o aprender algo nuevo.

· Abrir el diálogo sobre lo que está ocurriendo a partir de alguna noticia, para que puedan poner en palabras lo que les pasa, cómo se sienten, qué miedos tienen, etc. Y cuando hablen no desestimar ningún sentir con comentarios como: “hay pero que pavo! Mira si va a pasar eso” o “como vas a decir eso”. Habilitar y contener mediante la empatía y la escucha atenta, no para dar respuesta sino para acercarse y comprender lo que les pasa.

· Motivar para que cumplan con las tareas que tengan de la escuela, sin obsesionarse pero ayudando a educar la responsabilidad y el compromiso con su futuro.

· Compartir actividades de la casa juntos, pedir que ayuden en la cocina, en el orden, etc.

· Adaptar un espacio de la casa para que puedan continuar con la disciplina que practiquen, sea deporte, arte, música, etc.

· Respetar los momentos de soledad.

Con los más chicos a veces es más difícil el diálogo porque no saben o no pueden ponerle nombre a lo que les pasa. Una buena opción es mediante dibujos o juegos pedirles que expresen cómo se sienten.

Por otro lado también es importante cuidar la salud física con respecto a la alimentación. Evitar tener demasiada comida chatarra, porque ya sabemos que cuando están aburridos comen de más, entonces si les ofrecemos comida saludable y un espacio donde realizar una actividad física estamos promoviendo la salud del cuerpo.

Si notan que los síntomas se profundizan y no pueden ayudarlos a superar la tristeza o ansiedad busquen ayuda. Muchos profesionales de la salud podemos colaborar a través de las redes para salir adelante y prevenir situaciones de depresión y estrés que puedan derivar de este aislamiento.

 
 
 

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