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Los hermanos sean unidos

  • Foto del escritor: Luciana Inés Mazzei
    Luciana Inés Mazzei
  • 5 mar 2024
  • 4 Min. de lectura

4 de marzo “Día nacional del hermano”

El pasado 4 de marzo se celebró en nuestro país el día del hermano. Esta fecha se instituyó mundialmente el día 5 de septiembre, fecha en que murió la Madre Teresa de Calcuta, quien hizo una cultura de la hermandad, viendo en todos los hombres a un hermano. En nuestro país la fecha cambió al 4 de marzo, probablemente por cuestiones comerciales.

Más allá de los motivos y diferencias de fechas, y que la inspiradora de esta celebración sea una persona consagrada, tener hermanos es una bendición y crecer con ellos una experiencia necesaria en la socialización de niños y adolescentes.

Bien sabemos que la familia es el primer ámbito de socialización de la persona, donde se aprende a ser con otros, a compartir, a cumplir normas, a respetar las diferencias y a estar atentos a las necesidades de los demás. Cuando en la familia hay hermanos esta experiencia socializadora se enriquece aún más.

En las familias donde hay hermanos vemos cómo, hijos de los mismos padres, educados con los mismos valores, son tan diferentes y los padres se preguntan ¿cómo puede ser que sean tan distintos? Esto es así porque cada hijo es único, con características físicas, psíquicas y espirituales personales y estas diferencias hacen que los hijos, en sus interrelaciones, puedan aprender que la vida en el mundo fuera de casa también es así. Es por ello que la vida con hermanos es una excelente preparación para las complejas relaciones que luego debemos afrontar en el mundo.

Para los padres implica un desafío educar a varios hijos, especialmente cuando tienen diferentes personalidades, pero lo importante aquí tiene que ver con fomentar la autonomía en la resolución de conflictos entre ellos, ayudando a desarrollar habilidades sociales como la escucha, la empatía y el respeto hacia el otro. Mostrar cómo los conflictos deben resolverse mediante el diálogo y los acuerdos, intentando interferir poco en las “peleas de los chicos” para evitar que alguno sienta que se está cometiendo una injusticia hacia él; es común en todas las familias con varios hijos escuchar frases como “¡Siempre estás de su lado!”, “¡nunca me das la razón!”. Por ello antes de intervenir es fundamental averiguar cómo surgió el conflicto y escuchar todas las voces involucradas.

Otra situación que se presenta habitualmente son los celos. Siempre hay un hijo más celoso que otro. Aquí es conveniente indagar y profundizar en las razones que provocan estos celos. Por lo general es el hijo mayor el celoso porque se siente desplazado por el nuevo hermano y ya no tiene toda la atención de los adultos, también puede ocurrir que haya celos por diferencias de sexo en cuanto a los momentos que se pueden compartir con unos y otras, puede tener con diferencias de edad en cuanto a los límites que se le imponen a los más chicos y las libertades que se les van dando a los más grandes. En todos los casos debemos estar atentos y escuchar detrás del reclamo, tratando de implementar acciones y actitudes donde todos se sientan atendidos y queridos. Y también los padres deben ser capaces de proporcionar sentimientos satisfactorios a todos los hijos evitando las comparaciones entre hermanos.

Es saludable promover el juego entre los hermanos donde también participen los padres. Mediante el juego los niños aprenden a respetar reglas y turnos, a desarrollar habilidades para resolver problemas que plantea el juego, elaborar estrategias para ganar y también aprenden que no siempre se gana y que esto también es parte de la vida. Estos momentos también favorecen el compartir familiar, el diálogo y el conocimiento profundo de las personalidad de cada uno.

En las familias con varios hermanos los hijos logran mayor autonomía, encuentran a sus primeros compañeros de juego, deben adaptarse a diferentes situaciones y a comprender que a veces algunos necesitan más atención que otros. En la familia cada hijo adquiere diferentes roles, que tienen que ver no sólo con su propia personalidad sino también por el lugar que ocupa dentro de la familia, por lo general el mayor será más responsable, celoso y un poco paternal con sus hermanos y al menor habrá que ayudarlo más en su maduración por verse el más pequeño, especialmente en las familias numerosas.

Sean dos o más los hijos dentro de una familia lo cierto es que son las primeras relaciones que marcan nuestro ser en el mundo y son quienes a pesar de las diferencias y los enojos van a estar, o es deseable que así sea, en los mejores y peores momentos de la vida, quienes nos defenderán del mundo aunque a veces no estemos de acuerdo.

Por eso, papás y mamás, promuevan el compañerismo entre los hijos, la aceptación, el respeto mutuo y el amor incondicional. Y como hermanos intenten reconciliar las diferencias con los propios, es el mejor ejemplo que podemos darles en este sentido.

Recuerden las palabras tan sabias y reales de nuestro Martín Fierro: “Los hermanos sean unidos…. Porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera”.

 
 
 

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