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De vuelta al cole, a la rutina y ¿al estrés?

  • Foto del escritor: Luciana Inés Mazzei
    Luciana Inés Mazzei
  • 29 feb 2024
  • 4 Min. de lectura

Cada año cuando llega el tiempo de volver a las aulas tenemos una mezcla de sensaciones y emociones, tanto grandes como chicos que van, desde la alegría de volver a la rutina y el fastidio de tener el día cargado de horarios, obligaciones y “corridas”. Para los chicos van de la alegría de volver a ver a sus compañeros y la carga de hacer las tareas y tener menos tiempo de ocio.

Lo cierto es que para todos volver a clases implica una nueva dinámica familiar, que muchas veces cambia año a año debido a los cambios de horarios dentro de la escuela y en cuanto a actividades extraescolares de los chicos. Son muchas las familias que se acercan al consultorio manifestando que “su vida es un caos”, “se la pasan corriendo”, “no tienen tiempo para nada”. En muchos casos esta desorganización familiar impacta en el comportamiento de los niños, especialmente en los más chicos que muchas veces no pueden poner en palabras lo que sienten, pero además son quienes más necesitan de rutinas y orden.

Mi recomendación en todos los casos es elegir qué batallas pelear. ¿A qué me refiero? En primer lugar poner en orden las prioridades de la familia, de la pareja y de cada uno de los miembros de la familia. Decidir qué actividades de las que se quieren incorporar son indispensables (ir a la escuela y trabajar, por ejemplo), cuáles son necesarias (alguna terapia, maestra particular, etc.), cuáles son por placer y cuáles son impuestas por la sociedad (se pone de moda un idioma y todos corren a estudiarlo).

En segundo lugar tener en cuenta la edad de los niños y adolescentes para conocer sus necesidades evolutivas; un niño de 3 años que va a un jardín durante unas horas al día no necesita socializar con otros niños ni aprender un idioma, necesita tiempo de ocio y juego en casa, estar con mamá y papá y nada más. A medida que van creciendo sí será necesario incorporar algún deporte, para desarrollar habilidades físicas y sociales que tienen que ver con aprender a perder, aprender a formar parte de un equipo, aceptar las reglas de juego. Puede ser importante aprender música o a dibujar, de acuerdo a las habilidades y gustos de cada uno.

No es raro que pidan probar diferentes actividades en un mismo año. Esto sucede porque ellos mismos se están conociendo, están viendo las opciones que el mundo les ofrece y buscando la que más se adapta a su personalidad. De nada sirve convencer a un hijo de aprender piano si no tiene oído musical y se frustra.

El próximo paso será elaborar una tabla donde figuren los horarios de todos los miembros de la familia y organizar quién lleva a quién, quién busca de tal actividad, quién ya puede volver solo del cole y, si es necesario, analizar la posibilidad de descartar alguna actividad. De lo que se trata es de lograr una vida en armonía para no llegar al viernes agotados, para evitar las eternas peleas porque alguien se atrasó en el baño y llegan tarde o no llegan a desayunar.

En este paso es muy importante identificar momentos libres de actividades, que se pueden convertir en momentos de ocio y compartir en familia. No son tiempos en donde no se hace nada, sino momentos en donde se comparten las experiencias de cada uno durante el día.

Y es clave lograr que durante el desayuno, almuerzo, merienda o cena, según sea la organización de cada familia, puedan encontrarse todos, libres de pantallas para dialogar entre todos. Un momento donde cada uno, desde los más chicos a los más grandes, los padres, puedan compartir su día a día, las luces y sombras con las que conviven en cada ámbito, de esta manera todos se sentirán acompañados, sostenidos y cuidados en un lugar seguro, donde no son juzgados sino escuchados y comprendidos, y donde pueden encontrar respuestas a muchas situaciones que se les presentan.

Por último, les dejo algunas recomendaciones para que vayan promoviendo la autonomía de cada hijo. Será tarea de ustedes adaptarlas a las edades, necesidades, capacidades y personalidad de cada uno y aplicarlas también en la propia vida:

1.       Organización: Ayuda a tu hijo a organizar su tiempo y sus tareas escolares. Utiliza un calendario o una agenda para que pueda llevar un seguimiento de sus deberes, proyectos y fechas de exámenes.

2.       Establecer rutinas: Establece una rutina diaria para la mañana antes de ir a la escuela y para después de regresar a casa. Esto puede incluir horarios específicos para despertarse, desayunar, hacer la tarea y descansar.

3.       Crear un espacio de estudio adecuado: Asegúrate de que tu hijo tenga un lugar tranquilo y bien iluminado para estudiar en casa. Elimina distracciones como la televisión o los dispositivos electrónicos mientras hace la tarea.

4.       Fomentar la comunicación: Anima a tu hijo a hablar contigo sobre su día en la escuela. Haz preguntas abiertas y muestra interés genuino en lo que te cuenta. Esto fortalecerá su confianza y ayudará a identificar posibles problemas o preocupaciones.

5.       Apoyo emocional: La vuelta a clases puede ser estresante para algunos niños. Asegúrate de brindarles apoyo emocional y tranquilidad. Escucha sus preocupaciones y ayúdalos a encontrar soluciones si están ansiosos por algo en particular.

6.       Establecer metas: Trabaja con tu hijo para establecer metas académicas y personales para el nuevo año escolar. Ayúdalo a identificar qué acciones específicas puede tomar para alcanzar esas metas.

7.       Fomentar hábitos saludables: Asegúrate de que tu hijo tenga suficiente descanso, ejercicio y una alimentación equilibrada. Estos hábitos saludables son fundamentales para el rendimiento académico y el bienestar general.

8.       Involucrarse activamente: Mantente involucrado en la educación de tu hijo asistiendo a reuniones de padres y maestros, participando en eventos escolares y mostrando interés en su aprendizaje.

9.       Preparación adecuada: Asegúrate de que tu hijo esté preparado para el primer día de clases con todos los materiales y uniformes necesarios. Esto puede ayudar a reducir el estrés y garantizar un inicio sin contratiempos.

10.   Promover la autonomía: A medida que tu hijo crezca, anímalo a asumir gradualmente más responsabilidades relacionadas con la escuela, como la organización de su mochila o la gestión de su tiempo. Esto fomentará su autonomía y habilidades de autogestión.

 

Luciana I. Mazzei

Lic. En Orientación Familiar

 
 
 

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