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Argentina en la vanguardia: entre la Cultura de la Vida y la cultura de la muerte

  • Foto del escritor: Luciana Inés Mazzei
    Luciana Inés Mazzei
  • 25 mar 2024
  • 6 Min. de lectura

Cada 25 de marzo se celebra el Día del Niño por Nacer, una fecha internacional para promover y defender la vida humana desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. Esta fecha nos ofrece nuevamente una ocasión para reflexionar sobre el camino recorrido por la Argentina acerca del derecho a la vida.

¿Sabías que Argentina fue el primer país del mundo en declarar el 25 de marzo como “Día del niño por nacer”? Esta fecha fue instituida en Argentina en diciembre de 1998. El decreto 1406/98, que firmó el presidente Carlos Saúl Menem, y que estableció el 25 de marzo de cada año como el “Día del Niño por nacer”, parte del reconocimiento de que “la vida, el mayor de los dones, tiene un valor inviolable y una dignidad irrepetible” y que de que el derecho de la vida no es una cuestión ideológica ni de religión, sino de un derecho humano fundamental. Luego, el Poder Ejecutivo nacional, alentó a toda América Latina a sumarse a la iniciativa. En la actualidad, esta celebración ha sobrepasado las fronteras del continente de la Esperanza  y se ha convertido en una fecha de reconocimiento internacional.

En aquel entonces, San Juan Pablo II remitió una carta al presidente argentino alentando a que “la celebración del ‘Día del niño por nacer’ favorezca una opción positiva en favor de la vida y del desarrollo de una cultura orientada en este sentido, que asegure la promoción de la dignidad humana en todas las situaciones".

Retomando los antecedentes que tiene Argentina sobre este derecho humano fundamental, podemos mencionar de manera especial la legislación respecto de la vida humana del no nacido que se hizo a partir de la reforma de la Constitución Nacional en 1994, receptándose la protección  del derecho a la vida desde “el momento de la concepción” (art.75, inc. 22), y siguiendo la línea efectuada por algunos tratados internacionales de derechos humanos a favor de la vida: la Convención de los Derechos del Niño (Artículo 1), y la Convención Americana sobre Derechos Humanos –Pacto de San José de Costa Rica (Artículo 4). A su vez, durante mucho tiempo estuvo penalizado el aborto en argentina. En los artículos 85 al 88 del Código Penal Argentino se encuentran las normas punitivas al aborto, que han sufrido diversas modificaciones, pero siempre lo han contemplado entre los delitos contra la vida.

Sin embargo, la contundencia de las presiones de la Agenda 2030 y de los países y organismos internacionales alineados en el Nuevos Orden Mundial, que bajaron indicaciones solapadas sobre el entonces presidente Mauricio Macri e hicieron estallar en 2018 la llamada «marea verde» en Argentina, llevaron a que se incluyera en la agenda parlamentaria y en el Congreso Nacional la discusión del aborto en plenario por primera vez en su historia. Pero, aunque en ese entonces la Cámara de Diputados votó a favor de la despenalización, la de Senadores rechazó el proyecto.

Pese a todos estos hechos, las presiones de los lobbies abortistas no cedieron en esta batalla cultural, y el proyecto fue nuevamente presentado por el entonces presidente en ejercicio Alberto Fernández.  La Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) No 27.610 de Argentina fue sancionada por el Congreso Nacional el 30 de diciembre de 2020 entre gallos y madruga, bajo un contexto de pandemia y de mucha incertidumbre.

Lo paradójico fue que, la IVE fue aprobada simultáneamente con la llamada Ley de los Mil Días que, siguiendo los pasos del Municipio de San Miguel en Buenos, pretende establecer un sistema nacional de atención y cuidado integral de la salud durante el embarazo y la primera infancia. El Dr. Pablo M. De La Torre, Médico pediatra, fue uno de los impulsores de este programa y como Secretario de Salud y bienestar de la Municipalidad de San Miguel sostuvo frente al “debate” de la despenalización del aborto que se abrió en el Congreso y en las calles de la República Argentina el 2018 que “el mayor capital que tiene un Estado es su capital humano; las embarazadas y sus niños por nacer son el mayor tesoro de una Nación, porque en ellos está el futuro de las generaciones venideras, cuidar de ambos es pensar en el futuro”.

Es alentador saber que el doctor De la Torre fue designado  recientemente en el cargo de Secretario Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Capital Humano en diciembre de 2023. El mismo presidente Javier  Milei anunció intenciones de buscar derogar la presente Ley de IVE, y siempre que se le ha preguntado sobre el tema del aborto ha sido claro en afirmar que se trata de un asesinato agravado por el vínculo y que eso se puede demostrar desde una perspectiva matemática, filosófica, desde el liberalismo y además desde lo biológico. A su vez, condenó la implementación de la IVE y apuntó contra "los asesinos de pañuelos verdes".

Otra novedad es que el actual Gobierno Nacional declaró que el 2024 será “el Año de la Defensa de la Vida, la Libertad y la Propiedad”, mientras se señala que “la República Argentina ampara el derecho a la vida toda vez que es un derecho inherente a la persona humana”. Además, se detalla que durante este año en toda la documentación oficial de la administración pública nacional, deberá llevar la leyenda “año de la defensa de la vida, la libertad y la propiedad”. En tanto, se estipula que el Poder Ejecutivo Nacional realizará las acciones pertinentes tendientes a destacar, difundir y concientizar acerca de los valores de la vida, la libertad y la propiedad.

Parece, entonces, que se abre una luz de esperanza sobre este tema tan serio y delicado para la sensibilidad de los argentinos. Frente a esto, algunos sostienen que el aborto es un “derecho ganado” y que ya no se puede dar marcha atrás. Mientras que, por otro lado, desde la Academia Nacional de Derecho de Ciencias Sociales se ha advertido en varias oportunidades que la Legalización del aborto en Argentina es inconstitucional, y en ese sentido, la Ley de Interrupción voluntaria del Embarazo  se contradice con nuestra carta Magna. A su vez, algunos sectores reclaman que dicha ley es contraria a la voluntad del pueblo argentino ya que no hay, y nunca hubo, mandato popular para legislar sobre ese tema, debido a que los candidatos para ocupar la banca del Congreso no plantearon abiertamente la legalización del aborto en sus plataformas electorales.

La Argentina no es ajena al proceso que siguen actualmente diversos países de América Latina que han aprobado la legalización del aborto, en un contexto marcado por la “dictadura del relativismo”, como la denunció Benedicto XVI. El Continente de la Esperanza se debate hoy entre la Cultura de la Vida y la cultura de la muerte. Y la delantera que llevan los países del “primer mundo” y los organismos internacionales, no deja de hacer eco peligroso en nuestras tierras americanas.

El reciente accionar de Francia respecto a la legalización del aborto, donde el Senado francés aprobó la inclusión del aborto en su Constitución, siendo el primer país en tomar esa medida, es una advertencia que nos obliga a estar atentos frente a los posibles efectos intencionados de sentar precedentes para otras naciones que intentan seguir su “ejemplo”. Ya la historia nos ha mostrado la falacia del lema revolucionario francés de 1789, y hoy nuevamente, en la autoproclamada “cuna de la libertad, la igualdad y la fraternidad”, vemos que en realidad se anula la libertad de conciencia de los médicos, se aniquila la igualdad de los seres humanos, y la fraternidad pasa a ser sustituida por el matricidio y el sacrificio de inocentes.

¿Argentina es, entonces, un Estado a favor de la vida? ¿Hemos podido velar por ese pedido que nos hiciera San Juan Pablo II en 1998 de elegir una opción positiva en favor de la vida y del desarrollo de una cultura orientada en este sentido?

Sin duda, vemos que la tradición de nuestra patria se nutre de la Cultura de la vida. Nuestro pueblo ha sido siempre defensor de los derechos de los más vulnerables, de los niños por nacer, de las mujeres embarazadas en situación de riesgo. Aunque el Estado argentino, representado por una minoría sin mandato legislativo, y por una parte también minoritaria de la sociedad, ha cedido coyunturalmente al lobby abortista, los argentinos no nos hemos quedado callados jamás a la hora de velar por nuestros valores fundantes. No hemos sido “neutrales” o indiferentes frente al derecho a la vida, y somos conscientes de que la suerte del prójimo es también la nuestra, y por ende no puede resultarnos indiferente.

Esta batalla cultural continúa y seguirá hasta que podamos dar marcha atrás sobre aquellas leyes injustas y anticonstitucionales que intentan imponernos los países promotores del Nuevo Orden Mundial. Hoy podemos nuevamente levantar la bandera de la vida, frente a la falsa bandera de la “libertad, igualdad y fraternidad” de los países del “primer mundo”, que en absoluto nos identifican.


Por Ana inés Viejobueno

Docente

Lic. en Orientación Familiar

 
 
 

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