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Amigos son los amigos

  • Foto del escritor: Luciana Inés Mazzei
    Luciana Inés Mazzei
  • 16 jul 2024
  • 3 Min. de lectura

El Día del Amigo se celebra el 20 de julio y su propósito es fomentar el afecto y la amistad entre las personas. La celebración tiene sus raíces en nuestro país, donde fue impulsada por el escritor Enrique Ernesto Febbraro en 1969, para celebrar la llegada del hombre a la luna. Febbraro fue el primero en proponer la idea de un día dedicado a la amistad, quien consideró que este logro histórico debería ser una ocasión para celebrar la amistad mundial.

Hoy en día, el Día del Amigo es una celebración popular en muchos países del mundo y se ha convertido en una oportunidad para fortalecer los lazos de amistad, expresar gratitud hacia los amigos y fomentar la conexión social.

Tener amigos es beneficioso por muchas razones, tanto para la salud mental como para la física. Los amigos brindan apoyo emocional, son un espacio seguro para compartir nuestras alegrías, preocupaciones y tristezas, compartir nuestra vida puede ayudar a aliviar el estrés y mejorar el bienestar mental. Tener amigos brinda sentido de pertenencia, nos hace sentir parte de una comunidad donde se comparten valores, proyectos y son una red de contención en los momentos de dificultad.

Para los niños tener amigos también es importante porque les permite desarrollar habilidades sociales y emocionales importantes, como la comunicación, el trabajo en equipo y la empatía. Además, los amigos pueden proporcionar apoyo y compañía, lo que puede contribuir a mejorar su bienestar emocional y su autoestima.

Cuando son pequeños, mediante el juego con amigos, aprenden a socializar, a cumplir las normas del juego, a esperar su turno, saben que a veces se gana y otras se pierde, se aprende a respetar las diferencias y gustos, a compartir las pertenencias.

Los amigos también pueden ayudar a los niños a aprender a resolver conflictos, a compartir y a ser solidarios con los demás. Además, tener amigos puede ayudar a los niños a sentirse más conectados con su comunidad y a desarrollar una sensación de pertenencia.

A medida que van creciendo, ya en la adolescencia, los amigos se convierten en referentes y pasan a ocupar un lugar mas importante en sus vidas. Tener un grupo de amigos les ayuda a mejorar su autoestima al sentirse parte de un grupo, comienzan a elegir amigos por afinidad y por compartir los mismos gustos e intereses. Tener amigos es una parte importante del desarrollo social y emocional de los adolescentes, y puede tener un impacto positivo en su bienestar y felicidad.

Para los adultos también es importante tener amigos. Con ellos compartimos preocupaciones, alegrías, proyectos. Nos reímos y lloramos juntos y así la vida se hace más amena. Y además es un buen ejemplo para los hijos ver que los padres tienen amigos y saben respetar las diferencias.

Es tarea de los padres que puedan ayudar a sus hijos a ser buenos amigos. Siendo un buen ejemplo para ellos, mediante el respeto, la amabilidad, empatía y cordialidad que manifestamos hacia quienes nos visitan. Enseñando habilidades sociales y de resolución de conflictos, por ejemplo, a veces podemos enojarnos con un amigo, pero mediante el diálogo, la escucha activa y el perdón la relación puede volver a ser lo que era.

Que los hijos vean a los padres participando en actividades sociales, como comisiones del club, parroquia, barriales, etc. y motivarlos a ellos a participar también en estas actividades, donde existe la posibilidad de conocer nuevos amigos y además pueden aprender a ser solidarios y serviciales.

Los padres deben ser un apoyo emocional para sus hijos cuando tienen problemas con sus amigos, ayudarlos a desdramatizar la situación sin minimizar las emociones que esto les genera, enseñándoles a analizar qué fue lo que ocurrió y como lo pueden resolver.

Alentar a ser amigos de todos, y esto también con el propio ejemplo. No sólo somos amigos de los que piensan y viven como yo, sino que podemos ser amigos de personas de otras religiones, partidos políticos e ideologías, pero mediante el respeto y la cordialidad lograr lazos de amistad.

Como en otras dimensiones de la educación de los hijos, a ser amigo se aprende más con el ejemplo de los padres que con los discursos que podamos darles sobre la amistad. Si los padres sabemos ser buenos amigos, esto les permitirá a sus hijos ser buenos amigos y tener relaciones saludables y significativas.

 
 
 

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